lunes, 22 de junio de 2009


Efemérides locales de junio. Aniversarios de Guillermo Etchebehere

Firma de Guillermo Etchebehere en uno de los 120 ejemplares de su biblioteca personal que guarda la Biblioteca Sarmiento. Más abajo, la solapa de presentación de su segundo libro "Jornada del hombre" (1943), escrita y retratada por los talentosos compañeros del grupo Lilulí. Clic en las imágenes.

1/06/2005 Inicia sus actividades el semanario La información “Más que noticias de Cañuelas”, nº 1 de la edición. Primeros directores: Mariano Pitarch y Ezequiel Rizzi, luego Marcelo Calavia y Ezequiel Rizzi, secretario de redacción Fernando Abdo. (http://www.lainformaciononline.com.ar/ )

9/06/1823 Acta del primer bautismo en Cañuelas. El historiador Lucio García Ledesma en su exhaustivo trabajo de rastrear los primeros documentos, busca en el Archivo Parroquial la primera acta de bautismo del partido, lo curioso es que se trate de una “Parda Liberta”, o sea una esclava de color pardo libre. Copiamos el fragmento del acta que recopila Ledesma: “En nueve de junio en que da principio este libro bauticé solemnemente a una Parda Liberta que nació el 26 del pasado a quien puso por nombre Felipa, hija de Julián Cáceres y de Felipa Jaymes, esclava de este partido. Fueron padrinos don Cayetano Castel y doña Tomasa Duarte a quienes advertí el parentesco espiritual y demás obligaciones contraídas, de que doy fe. Firmado Manuel Tomás de Echavarri. 9 de junio de 1823 (Bases documentales….LVGL, p.51). El bautismo es otra prueba de lo importante que fue la actividad en torno a la “Capilla del Carmen de las Cañuelas” para los tiempos de la fundación del partido en 1822.

24/06/1829 Pacto de Cañuelas entre Rosas y Lavalle, y leyenda del dulce de leche. Estamos trabajando en ello.


n.18/06/1917 - m.02/06/1978: Guillermo Etchebehere: Poeta de la denominada generación del 40 nacido en Cañuelas el 18 de junio de 1917. "Pocholo", como siempre se lo recordará aquí, emigra a Capital Federal cerca de los veinte años para trabajar en la empresa Bunge & Born. Ya en la gran ciudad en 1940 edita su primer libro, “Pulso de la tierra”, poemario donde por un particular impulso se siente la gravitación del paisaje y las gentes del pueblo natal.

Al poco tiempo en su trabajo conoce a un joven Carlos Gorostiza, insertado en el ambiente del Teatro La Máscara –ambiente importante para el desarrollo del teatro porteño y la representación de obras nacionales e internacionales con talentos locales- junto a él, Pedro Asquini –también director de teatro-, y su entrañable amigo el maestro Luis Iglesias, entre otros, formarán el Grupo Lilulí, a través del cual editan “Cuadernillos militantes de prosa y poesía”; el primero de la serie en 1943 es el segundo libro de Etchebehere, “Jornada del hombre”. En este segundo poemario el autor se afirma con voz propia, versos libres unos, sonetos otros, para encauzar una temática existencial de vital relieve humano, no ajena al perfil de la época.

Un personaje clave para apuntalar al Grupo Lilulí fue el escritor José Sebastián Tallon, como también reseña Carlos Gorostiza en sus memorias (1), y principalmente para Guillermo Etchebehere, primero estimulándolo y aconsejándolo y luego augurando que su próxima publicación, “La semilla del viento” (1947), no tenía parangón en Buenos Aires. Así fue que en 1948 el poeta obtiene el Primer Premio Municipal Ciudad de Buenos Aires por resolución de un jurado presidido por Leopoldo Marechal, Rafael Jijena Sánchez y el secretario de Cultura (el segundo lugar en poesía fue para María Elena Walsh por “Otoño imperdonable” y el tercero para Martín Alberto Boneo por “El laberinto”).

Guillermo Etchebehere formó parte de la llamada generación del 40, muy discutida como hecho colectivo pero innegablemente perdurable por sus valores individuales, tan heterogéneos por otra parte: Olga Orozco, Enrique Molina, Vicente Barbieri, Juan L. Ortiz, Alberto Girri, Juan R. Wilcock, León Benarós, Roberto Esteban Agüero, Manuel J. Castilla, Raúl Anzoátegui, Eduardo Jonquieres, María Elena Walsh, José María Castiñeira de Dios y otros solitarios como Atahualpa Yupanqui, Antonio Porchia o Silvina Ocampo que nunca participaron en las revistas de la generación, entre muchos. Si uno se toma el trabajo de buscar los máximos poetas por provincia siempre aparece un nombre del 40, fueron tiempos de gran inmigración interna en donde la ciudad, las barriadas y los pueblos del interior, en novedosa mistura, vieron afectadas y descentraron identidades por un nuevo orden político.

Para finales de los 40 tenemos al poeta trabajando en sus obras de mayor logro: “Génesis” y las impresionantes décimas, de las que en la literatura argentina hay muy pocos antecedentes. “La lumbre permanente”, que también incluye algunos de sus mejores sonetos, sería el nombre de su última publicación en 1956.

A poco de su muerte el gran compositor y cantor Atahualpa Yupanqui, decide homenajearlo reinterpretando tres décimas en dos milongas (2).


La generación del 40:

La principal crítica que recibe la generación del 40 fue la de encubrimiento bajo la forma lírica de desgarro de una pose aristocrática espiritualizante y, en un nivel socio-histórico, la nostalgia por un pasado sin retorno “marcado por la serena hegemonía económica de la clase terrateniente” (3). Si bien las críticas más negativas en general adolecieron de tratar solamente a los poetas que rondaban las revistas de Capital Federal, merecen ser escuchadas. Eduardo Romano y Carlos Rafael Giordano fueron los que propiciaron los máximos ataques, por eso vale la pena leer la consideración que hace el segundo sobre Etchebehere y otros dos poetas del 40:

Sobre Klappenbach, Calamaro y Etchebehere: “…la perfección de su verso y la calidad de su lírica los ubica dentro del movimiento que se distinguió estéticamente por esas excelencias. Comparten, también, las notas distintivas de una exacerbada sentimentalidad. Sin olvidar que, concretamente, figuraron en las revistas y las empresas del movimiento. No obstante y en distintos niveles de compromiso, estos tres poetas están animados –no son los únicos, pero sí los principales- de un fervor social que presta a su poesía los acentos de la reivindicación y la denuncia e impide que se pierda en abstracciones o derive sólo hacia la expresión de un espiritualismo intemporal y ahistórico. (…) En suma, como todo romanticismo, la promoción del 40 tuvo su vertiente social y libertaria, aunque no sea ésta en absoluto la que le preste sus rasgos definitorios. Los tres poetas que hemos mencionado constituyen excepciones a una tónica general opuesta.”  Carlos R. Giordano, Capítulo, la historia de la literatura argentina, 1967, CEAL


Otras opiniones sobre su poesía y la biografía:

“La naturaleza, la tierra, el trabajo del hombre, hallan en el tiempo lírico de este poeta una vivaz expresión con luz de campo y cielo abierto, a través de una forma clara de intenso contenido humano”.

Breviario de literatura argentina contemporánea, Juan Pinto, Ed. Mandrágora, BA, 1958



“Habla con el lenguaje de las cosas y de los elementos(…) un pulso cálido en cuyo mínimo martilleo descubrimos la presencia del mundo. (…) Decir que canta en lenguaje simple y cotidiano sería exacto en cuanto a la seducción directa de su lírica, pero infiel a su profundidad, a su proyección, a la medida imponente de su sencillez.”

“Si Etchebehere vistiera su poesía de otro ropaje que fuera el de la dicción natural, ese vivo fluir quedaría desvirtuado y no llegaría a expresiones tan cabales en su emoción y justeza…”

“Pues Etchebehere bebe, en la substancia de sus sentimientos, la razón exclusiva de su canto. Y lo demás se encuentra de asimilar los elementos valederos y devolverlos de vocablos que, por medio de la elevación, nunca desmienten lo esencial de esa savia”.

José González Carbalho, diario Noticias Gráficas 12/4/50



“Etchebehere rescata de ese modo ecos casi inaudibles. Su sensibilidad para la belleza viva que alienta su alrededor es fina y alerta. Y no se queda desde luego en la pintura del paisaje, ya que en todo momento –y esto es lo que caracteriza a este libro- se advierte a un hombre en el centro de todas las cosas. Un hombre poeta, atento a su propio vivir y al de los demás, capaz de comprender el milagro de toda existencia, estableciendo de este modo, sin proponérselo, eso nexos que hacen del mundo sensible un todo armonioso”.

“Además la Naturaleza en este poeta no es extensión ilimitada, es también limitación ordenada de lo rural. En sus poemas hay el rumor callado de la espiga que agita el viento pero también hay la sonoridad viril del trabajo del agricultor”.

“Etchebehere tiene mucho para decir y sabe decirlo bien. Esto es lo que distingue y define su poética llena de vida”.

Bernardo Verbitsky, diario Noticias Gráficas, sobre el libro La lumbre permanente, 1956



Y por licencia nuestra, creemos que las siguientes palabras de Borges sobre Evaristo Carriego podrían ser atribuidas a la biografía de Etchebehere, con el guiño consonante de quienes fueran sus amigos. Para las nuevas generaciones, el Etchebehere poeta es un misterio a descrifar de tan sólo cuatro libros en 40 años de escritura.

“Escribía poco, lo que significa que sus borradores eran orales. (…) Antes de entregar un original ponía a prueba su inmediata eficacia, leyéndolo o repitiéndolo a sus amigos (…) No se le conocieron hechos de amor. Sus hermanos tienen el recuerdo de una mujer de luto que solía esperar en la vereda y que mandaba cualquier chico a buscarlos. Nunca le sonsacaron su nombre. (…) Él se sabía dedicado a la muerte y sin otra inmortalidad que la de sus palabras escritas”. Jorge Luis Borges, Evaristo Carriego, 1930


En la Biblioteca Sarmiento Etchebehere colaboró mientras su trabajo en Capital se lo permitía. En 1938, según figura en nuestras actas, junto a su primo Juan Torraca propone a la comisión directiva reflotar el periódico Índice, órgano de la Biblioteca fundado por Carlos Vega. El musicólogo da el ok para que “una nueva generación retome la pluma”.
En 1940 Guillermo Etchebehere como parte de la comisión directiva desempeña la función de Tesorero, lo que podrá llamar la atención de muchos, pero no contradice dichos familiares, de amigos y trabajos posteriores.

Luego de su muerte sorpresiva en 1978, al siguiente año se realiza en la sede de la Biblioteca el homenaje más sentido que jamás tuviera. Es la ocasión también en que su familia dona cerca de 400 libros de su biblioteca personal. El 15 de junio de 1979 participaron del homenaje su amigo -y maestro de fama continental- Luis Fortunato Iglesias, y Graciela Raffo y Gloria Rodríguez en la lectura de poemas. La conferencia pronunciada por Iglesias ese día es el máximo documento sobre la vida de Etchebehere y con la que se entramó lo sustancial de esta investigación.

La Biblioteca Popular D.F. Sarmiento realizó otros recordatorios del poeta en años siguientes. De los que tenemos memoria o documentación: en 1997, cuando la presidenta era Alejandrina Chiappe, y en 2007 a 90 años de su nacimiento a través de una nueva investigación que se publicó en InfoCañuelas: www.infocanuelas.com/Guillermo-Esteban-Etchebehere . En 2008 dentro del programa La Provincia en Estado de Lectura, a 30 años de su muerte, tuvo un homenaje con lecturas en la Plaza San Martín de Cañuelas.

Desde el año 2000 gracias a la gestión del Rancho Cultural Los Uncalitos un barrio de Cañuelas lleva su nombre (4).


En nuestra sede se pueden leer sus cuatro poemarios:
-Pulso de la tierra (1941)
-Jornada del hombre (1943)
-La semilla del viento (1947)
-La lumbre permanente (1956)

Otros sitios de consulta sobre Etchebehere en la web:
http://inmigracionyliteratura.blog.arnet.com.ar/archive/2007/12/29/guillermo-etchebehere.html
http://www.lainformaciononline.com.ar/archivo/entrevistas/Gorostiza.html


NOTAS
(1) "El merodeador enmascarado", algunas memorias, Carlos Gorostiza, Seix Barral, 2004.
(2) Grabadas en el disco “El canto del viento”, Microfón, Argentina, 1980.
(3) Cita de Eduardo Romano en "Qué es eso de una generación del 40" (BA, 1969) a Tulio Halperín Dongui.
(4) El 7 de octubre de 2000, por Ordenanza 1574/00. El barrio está comprendido entre las calles Del Carmen hasta la prolongación de Mozotegui y desde Roca hasta la prolongación de Brasil.



Mi casa campesina

I

Hoy otra vez estoy aquí mirando el campo
y descubriéndolo de nuevo, porque siento
que en el instante en que lo miro tiene origen
la eternidad de su infinito nacimiento.

Nunca había visto el trebolar de aquel potrero,
ni esa torcaz en ese aromo,
ni aquella nube apresurada, ni estos surcos,
ni ese compendio semental que exhibe el toro.

Estoy aquí, frente a la luz que me organiza
desde que dos cariños juntos me fundaron,
estremeciendo mis raíces campesinas
con la presencia del milagro.

Cada minuto transcurrido
marca el principio innumerable de la hierba.
Se hinchan las ubres con los ríos de la leche,
y el mismo brazo que hace espigas en la avena
custodia el vientre de las vacas fecundadas
y va ensanchando la mañana por la tierra.

Está golpeándome las sienes
la incontenible parición que me rodea.


II

Con los sentidos en desorden,
entre la alegre insurrección de las calandrias,
por un camino que me invento caminando
regreso al patio de la casa.

Y aquí está el perro junto al banco del abuelo
como una sombra con mirada.
Y allí el antiguo limonero y sus limones
condecorando la mañana.
Y allá un incendio de geranios, y las voces
de mis hermanos que me nombran y me aman.

Y en todas partes, desde el fuego a los manteles,
desde el rosal hasta las sábanas,
está la sombra de las manos de mi madre
como en el aire está la sombra de las alas.


III

Que siempre toque mis palabras
este armonioso acontecer de lo pequeño.
Quiero estar cerca de la flor y la sonrisa,
quiero vivirme entre ese fuego,
porque amo todo lo que lleva en sus arterias
la silenciosa muchedumbre de lo eterno.



La semilla del viento (1947)

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